Cracks. Ídolos. Gigantes. Cualquier concepto que se aplique para Don Eduardo Moya y Don Sergio Vera siempre será poco. Son dos leyendas del rally y este fin de semana en Rancagua volvieron a demostrar lo más puro del deporte que nos apasiona: Ganar en la ruta.
En la etapa de domingo, el piloto de la N3 Jorge Arévalo rompió su parabrisas y desde Concepción, su ciudad de residencia no trajo uno de repuesto. Rápidamente el hecho llegó a oídos de Sergio Vera, quien acudió a su amigo y encargado de la asistencia del equipo Suzuki, Eduardo Moya.
Antes de que terminaran de conversar, el parabrisas de repuesto ya iba a la carpa de Arévalo para que siguiera en competencia. ¿El detalle? Es que el piloto penquista es rival directo del equipo de Moya con sus pilotos Franco Illino y Tirso Gonzalo.
Cualquier reconocimiento que le demos a este par de grandes será poco, pero al menos, nos conforma que no pasen inadvertidos.